Huevos Rotos, 1756

Huevos Rotos, 1756

Una de las representaciones más icónicas del huevo roto como pérdida de la condición de castidad y a la vez, Cupido intentando arreglarlo, simbolizando la posibilidad de reparación por el amor.

Jean Baptiste Greuze, francés, 1725–1805.
Metropolitan Museum of Art (MET), Nueva York.
Aunque este cuadro fue pintado en Roma y el escenario y las indumentarias son italianos, la composición se inspira en una pintura holandesa del siglo XVII de Frans van Mieris el Viejo, Los huevos rotos (Hermitage, San Petersburgo), que Greuze conocía a través de un grabado. 
Este óleo sobre lino, 73 x 94 cm, es una de las obras en que se representa en forma más icónicas al huevo. En un extremo se observa a una jovencita con mirada entre triste y hosca, tal vez arrepentida (o porque la están retando). ¿El motivo? La cesta con los huevos rotos que hay en el suelo que simbolizan la pérdida de la virginidad. La bella joven no ha podido resistirse a los encantos del galán, que se tapa el rostro avergonzado. Para él no ha sido más que una aventurilla, pero la madre de la chica “deshonrada” no está dispuesta a dejar escapar a su presa y le exige que se responsabilice de sus actos. 
Las tres figuras y el pequeño niño rubio que está en la esquina contraria a la que se observa a la joven cariacontecida, forman un triángulo perfecto, como corresponde a una obra de tradición neoclásica. ¿Y quién se supone que es este niño, que con cara culpable está tratando de recomponer uno de los huevos que se han roto? La clave nos la dan el arco y la flecha que están justo a su derecha, símbolos tradicionales de Cupido, el verdadero artífice del desaguisado y que el artista ha camuflado hábilmente para que no desentone con la escena…. O podría representar la inocencia del amor que trata de reparar el destrozo?
Por el tono moralista de Greuze, quien se dedicó a retratar obras de tipo cotidiano de la pequeña burguesía provincial, fue muy elogiado por Diredot, pintor y célebre crítico de arte de la época. En la década de 1760 Greuze se hizo famoso como pintor de escenas de la vida diaria concebidas para dar lecciones morales. Estas composiciones narrativas a menudo incorporaban personajes en poses dramáticas y «puestas en escena» que antes solo se utilizaban para temas más elevados como la pintura de historia o religiosa. En este Huevos rotos, el tema de es típico de las composiciones narrativas de Greuze, impregnadas de matices románticos y sentimentales. Aunque el significado preciso es difícil de comprender, no hay duda de que Greuze pretendía transmitir un mensaje moral.


Dr. Francisco Moraga

Pediatra y especialista en nutrición